Iniciemos este análisis señalando que la transitoriedad y la trascendencia son conceptos distintos que se refieren a diferentes aspectos de la existencia y de las experiencias humanas.
Por un lado, la definición de transitoriedad está referida a la naturaleza temporal y pasajera de algo. Es la cualidad de no durar para siempre y estar sujeto a cambios, movimiento o desaparición con el tiempo. Quizá está definición no permita dejar del todo claro el término, por lo que, sería relevante describir algunas características.
En contraste, encontramos a la trascendencia; este término se refiere a la cualidad de ir más allá de los límites normales o de alcanzar una dimensión superior. Si me lo permiten, en términos filosóficos, puede referirse a aquello que está fuera del alcance de la experiencia ordinaria o que tiene un valor y significado más allá del tiempo y el espacio, esto último quisiera resaltarlo para efectos de mis conclusiones. Asimismo, también cuenta con ciertas características:
Me gustaría dar algunos ejemplos de la trascendencia, tales como los principios éticos universales; asimismo, también puede aplicarse a logros humanos que tienen un impacto duradero.
Una vez descritos los términos, podremos compararlos e indicar que, por lo que se refiere a lo temporal, la transitoriedad se enfoca en el tiempo y tiene, desde mi punto de vista, una naturaleza puramente pasajera; esto en contraste con la trascendencia, la cual se ocupa de lo que va más allá del tiempo y de lo efímero.
Transitoriedad | Trascendencia |
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Ahora bien, en lo que respecta a su ámbito de actuación, nos damos cuenta de que la transitoriedad se encuentra en la vida cotidiana y en experiencias comunes; mientras tanto, la trascendencia se relaciona con lo que tiene un impacto profundo y duradero. Asimismo, en lo referente a las percepciones, la transitoriedad puede generar un sentido de urgencia o impermanencia; por otro lado, la trascendencia (a menudo) inspira una sensación de profundidad, propósito y significado más allá de lo inmediato.
Hemos iniciado esta lectura cuestionando si los cambios vividos en México (en épocas recientes) o, incluso, la no adopción de dichos cambios, han sido o serían trascendentes o transitorios; creo que aunque transitoriedad y trascendencia son conceptos que pueden parecer opuestos, ambos son fundamentales para una comprensión completa de la condición humana y la experiencia de la existencia.
Por lo tanto, me parece que, con respecto a las recientes reformas en el país, aún seguimos un camino marcado en el ámbito de la transitoriedad, ya que, los cambios continúan flotando en la fugacidad y la falta de permanencia.
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