En el entorno digital ambos conceptos se consideran peligrosos para la integridad y seguridad de la información en las empresas, al grado de que, prácticamente, éstas deben destinar recursos importantes para integrar y administrar sistemas de información.
Dicho lo anterior, se explorará el mundo de los hacker, abordando sus orígenes, mitos asociados, las distintas categorías que existen y, sobre todo, lo que muchas veces es desconocido: la ética que rodea sus actividades. Asimismo, para los cracker, se abordará este término más complejo, así como sus propósitos, técnicas y el debate ético que rodea sus acciones.
La comprensión de las diferencias entre hacker y cracker es esencial para abordar los desafíos en la seguridad cibernética a nivel empresarial.
Dichos conceptos tienen ciertas diferencias en sus técnicas y propósitos, pero al final, resulta importante conocer acerca de ambos, pues muchas personas han tenido interacción con alguno, así como han requerido de su intervención en alguna situación digital, o bien, han sido víctima de alguno de ellos.
Un hacker ético es un profesional de la seguridad informática que utiliza sus habilidades para proteger sistemas y redes, identificar riesgos a la seguridad y estar siempre enterado de las malas prácticas en contra de la información de las organizaciones; asimismo, ofrecen servicios de análisis de seguridad, proponen y desarrollan esquemas para la protección de los sistemas y redes. Su principal función es identificar vulnerabilidades y mejorar la seguridad, sobre todo en el ámbito empresarial.
Por otro lado, se tiene al cracker. Se trata de un hacker que ataca y vulnera la seguridad de los sistemas de información, introduciendo, en ocasiones, un software malicioso para apoderarse de los datos con intenciones perjudiciales. También se les conoce como quienes practican “la piratería de software”, ya que, generan las acciones necesarias para acceder al uso indebido de programas de cómputo (sin el pago de derechos o licencias).
Ahora bien, el hacker malicioso es quién utiliza sus habilidades informáticas para acceder ilegalmente a sistemas con intenciones dañinas, tales como el robo de información personal o la interrupción de servicios.
El mundo de los hacker es complejo y multifacético, abarcando desde profesionales éticos hasta individuos malintencionados.
El término hacker tiene sus raíces en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en la década de 1960. Inicialmente, se usaba de manera positiva para describir a personas apasionadas por la programación y la resolución de problemas. Sin embargo, con el tiempo la percepción cambió, especialmente con el aumento de actividades delictivas en línea.
Los hacker utilizan diversas herramientas y técnicas para llevar a cabo sus actividades, desde el phishing y la ingeniería social hasta la explotación de vulnerabilidades, de manera que, el mundo del hacking es vasto y en constante evolución. Es fundamental que los profesionales de la ciberseguridad comprendan estas tácticas para proteger de manera eficaz los sistemas.
Por otro lado, existe el concepto de ética en el hacking, donde los hacker siguen un conjunto de principios que incluyen el permiso antes de realizar pruebas de seguridad, divulgan vulnerabilidades de manera responsable y utilizan sus habilidades para el bien común. Dichos principios buscan equilibrar la exploración de sistemas con la responsabilidad y el respeto por la privacidad.
El término cracker conlleva a imágenes de actividades ilegales en el ámbito digital, pero su definición y la realidad detrás del término es distinto a lo que comúnmente se percibe. Un cracker se distingue por sus intenciones maliciosas al romper la seguridad de sistemas y su enfoque principal es eludir medidas de protección, tales como contraseñas o licencias, esto a fin de acceder a software, datos o servicios no autorizados.
El origen del término tiene sus raíces en el mundo de la informática desde los años 80 y 90. A medida que la tecnología avanzaba, algunos individuos desarrollaron habilidades para eludir las restricciones de software, dando lugar a la denominación referida. Este término ha evolucionado para referirse a aquellos que buscan comprometer la seguridad digital con fines personales o lucrativos. El objetivo principal de estas personas es superar las medidas de seguridad implementadas por los desarrolladores y emplean una variedad de técnicas para eludir las protecciones de seguridad:
Diferencia entre hacker y cracker | |
Hacker Pueden ser éticos y mejorar la seguridad informática en las organizaciones. |
Cracker Se centran en eludir protecciones para obtener accesos no autorizados y con intenciones maliciosas. |
Existe un papel ético en el mundo de los cracker y, aunque es un tema ampliamente debatido, algunos autores argumentan que estos pueden exponer deficiencias en la seguridad que deben abordarse; por otra parte, se sostiene que sus acciones son inherentemente perjudiciales. Asimismo, la piratería de software y la violación de derechos de autor son cuestiones éticas adicionales que rodean las actividades de un cracker.
El mundo de los hacker es complejo y multifacético, abarcando desde profesionales éticos hasta individuos malintencionados. Comprender la diferencia entre estos es esencial para promover una cultura digital segura; asimismo, la ética en el hacking es crucial. Quienes exploran los límites de la tecnología deben hacerlo con responsabilidad y respeto, pues el conocimiento y la conciencia sobre el hacking son herramientas poderosas para protegerse en un mundo digital en constante evolución.
Ahora bien, el mundo de los cracker es un terreno controvertido en el panorama digital, ya que, algunos pueden argumentar que sus acciones ayudan a identificar y prevenir las vulnerabilidades en la seguridad de una empresa y, por otro lado, hay quienes cuestionan esto, pues la mayoría de sus actividades se consideran perjudiciales y, en muchos casos, ilegales.
En la dicotomía entre hacker y cracker, la ética considera las intenciones, las cuales son elementos clave que marcan la diferencia. Por un lado, los llamados hacker éticos trabajan para mejorar la ciberseguridad de las empresas, mientras que, los cracker, con sus acciones y técnicas maliciosas, representan una amenaza para la integridad digital. La comprensión de estas diferencias es esencial para abordar los desafíos en la seguridad cibernética a nivel empresarial, así como para fomentar un entorno tecnológico más seguro.
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