Dado el dinámico entorno económico y con el objetivo de fomentar el desarrollo sostenible de la inversión en infraestructura y energía en el país, la Fibra E (fideicomiso de inversión en energía e infraestructura) se erige como un vehículo que fomenta la monetización de activos con flujos estables y estímulos fiscales, facilitando la captación de capital para proyectos estratégicos.
Las Fibras E son vehículos de inversión para el financiamiento de proyectos en los sectores energético y de infraestructura, cuya formalización deriva de las reformas del 29 de septiembre de 2015 en el Diario Oficial de la Federación (DOF), las cuales establecen el andamiaje legal de atractivos incentivos fiscales para promover la inversión en energía e infraestructura por medio de la participación de inversionistas y con la expectativa de obtener rendimientos por la apreciación del valor de los activos.
Se trata de una alternativa de financiamiento para grandes proyectos, esto mediante estímulos fiscales y flexibilidad financiera para atraer inversión pública y privada. Como fideicomiso mexicano con una institución bancaria autorizada como fiduciario, emite valores negociables denominados Certificados Bursátiles Fiduciarios de Inversión en Energía e Infraestructura (CBFE), los cuales confieren derechos de propiedad proporcional sobre el patrimonio fideicomitido, así como una notable liquidez.
Ahora bien, las actividades exclusivas para la aplicación del estímulo fiscal relacionado con la Fibra E son las siguientes:
Las implicaciones fiscales para incentivar el uso de este vehículo de financiamiento lo dotan de transparencia fiscal. Como fideicomiso, la Fibra E no tiene obligación de pagar el Impuesto Sobre la Renta (ISR) corporativo, siempre que cumpla con diversos requisitos que permitan que los ingresos y beneficios fiscales se trasladen directamente a los tenedores de CBFE, evitando una carga administrativa doble para no desanimar la inversión.
Los integrantes de este tipo de inversiones son los siguientes:
Es importante destacar que no cualquier vehículo puede ser una Fibra E. Se debe cumplir con los requisitos de las reglas 3.21.2.1 y 3.21.2.2 de la Resolución Miscelánea Fiscal (RMF) y constituirse conforme a las leyes mexicanas con una institución de crédito autorizada como fiduciaria. La inversión debe destinar, por lo menos, el 70% de los activos a acciones de sociedades promovidas con actividades exclusivas en energía e infraestructura y proyectos con un año en operación como mínimo. Adicionalmente, el 30% de la inversión puede invertirse en valores gubernamentales inscritos en el Registro Nacional de Valores (RNV) o en acciones de fondos de inversión de deuda.
El fideicomiso debe distribuir, al menos, el 95% del resultado fiscal del ejercicio a los tenedores de CBFE una vez al año, a más tardar el 15 de marzo del año siguiente; ahora bien, la inversión debe destinarse y mantenerse en proyectos energéticos o de infraestructura.
Para salvaguardar los intereses de los inversionistas y asegurar la aplicación de los recursos, la Fibra E exige un tratamiento contable riguroso, así como el registro exacto y transparente de cada ingreso (proveniente de rentas o ventas), gasto operativo y activo físico en la contabilidad del fideicomiso, lo cual es indispensable para el cálculo preciso y la posterior entrega de recursos a los titulares de los certificados.
El ciclo del capital se inicia con las sociedades promovidas, las cuales, al ser propietarias de los proyectos, generan los ingresos; posteriormente, la Fibra E actúa como vehículo para recibir los fondos, distribuyéndolos entre los inversionistas, aplicando las deducciones autorizadas como adquisición, mantenimiento o mejora de activos, lo cual está sujeto a la supervisión de entidades reguladoras como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), requiriendo una divulgación nítida y exhaustiva de su estructura, movimientos de capital e iniciativas. Lo anterior fomenta la confianza en el mercado y atrae a más inversionistas, asegurando mayor capital disponible para proyectos estratégicos.
La viabilidad de la Fibra E, inherente a su configuración jurídica, depende de un equilibrio conformado por la implementación de estructuras financieras eficientes, comunicación constante, gobierno corporativo, así como una selección y ejecución de proyectos financieramente viables con impacto positivo a largo plazo.
Estos factores son esenciales para posicionar los CBFE en el mercado de valores y concretar ofertas públicas exitosas, guiados por una arquitectura de gobierno corporativo inquebrantable, un consejo independiente, comités especializados y la divulgación transparente y periódica de la información.
En esencia, las Fibras E se posicionan como un instrumento innovador para el financiamiento de proyectos estratégicos en los sectores de energía e infraestructura; su diseño en México permite la atracción de capital mediante beneficios fiscales claros para patrocinadores e inversionistas, lo que facilita la monetización de activos y el impulso del desarrollo infraestructural. Su acierto conlleva lo siguiente:
La Fibra E se manifiesta como un caso ejemplar de cómo una administración de activos especializada impulsa la movilización de capitales significativos hacia proyectos estratégicos de infraestructura y energía en México; funge como catalizador del crecimiento económico y generador de empleo; asimismo, mejora la competitividad y la calidad de vida para los mexicanos.
La Fibra E es una herramienta ingeniosa en México para impulsar proyectos importantes como carreteras y redes de energía. Al funcionar como un vehículo que atrae dinero de inversionistas (públicos y privados) a través de incentivos fiscales (el fideicomiso en sí no paga el ISR), se permite que los beneficios y las ganancias lleguen directamente a quienes compran los certificados.
No obstante, para que esto funcione correctamente y se genere confianza en los inversionistas, es indispensable contar con una contabilidad rigurosa, la gestión profesional de los activos y una sólida estructura de gobierno corporativo, pues las Fibras E no sólo buscan dar ganancias, sino que también impulsan el crecimiento económico, crean empleos y mejoran la calidad de vida de los mexicanos.
El incentivo principal del programa de repatriación de capitales es la aplicación de una tasa preferencial del 15% del ISR sobre los recursos retornados.
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