Lo curioso es que esta carga de trabajo improductiva no ocurre sólo en los niveles operativos de una empresa, sino que también puede convertirse en un lastre para los puestos de dirección. Aunque las razones por las que una persona prefiere mantenerse ocupado todo el día ante los ojos de sus superiores (para que no se le considere un talento holgazán o para “justificar el sueldo”) no son las mismas que para quien está al frente del negocio, la mala costumbre de estar haciendo algo sin descanso no es tan fácil de eliminar de la rutina diaria.
No obstante, dicha costumbre debe eliminarse, pues se supone que una de las características que distingue a cualquier persona en un puesto de dirección es “su buen ojo” para priorizar, distinguir lo importante de lo urgente y, sobre todo, enseñar a sus gerentes cómo repartir el trabajo para que la empresa cumpla con los objetivos que la lleven hacia adelante.
Por ello, quiero hablar de cómo la persona que ocupa el papel de CEO puede descargar su agenda de esas actividades que absorben mucho de su tiempo, pero no le ayudan a desempeñar mejor su labor de dirección.
Una de las herramientas más comunes para este fin es la matriz de Eisenhower, una especie de plano cartesiano que tiene la función de organizar las tareas en cuatro clasificaciones, según su nivel de importancia y urgencia: importante y urgente, importante no urgente, no importante, pero urgente, y no importante ni urgente.
Estas cuatro clasificaciones también dicen mucho sobre quién debería encargarse de resolver esas tareas, ya que, si no son tan importantes, pero deben atenderse rápido, existe la posibilidad de delegarlas. Incluso, la matriz de Eisenhower demostrará que varias actividades que no tienen importancia ni urgencia podrían, simplemente, desaparecer de la lista sin causar daños.
Este tipo de análisis debería implementarse en todos los niveles de dirección y gerencia de una compañía para eliminar esa carga de trabajo improductiva que sólo sirve para ocupar las famosas horas-silla, las que tanto daño hacen al provecho de toda la organización.
Debido a que hacer muchas cosas no significa lograr mucho, quien ocupe el puesto de dirección debe saber que su tarea es encargarse de lo que los demás no pueden hacer para que la empresa sea exitosa y cumpla con las estrategias que ha trazado. Por lo tanto, deberá organizar su tiempo de manera que incluya espacio para su propio desarrollo, crear conexiones con sus equipos y atender los intereses de inversionistas y socios. Se puede empezar de la siguiente manera:
Lo que importa no es que el puesto de CEO no tenga descanso o intente resolverlo todo, sino que haga lo que está a su alcance para organizar su tiempo y habilidades de una forma productiva, pues su verdadero logro está en alcanzar los objetivos de la compañía gracias al esfuerzo colectivo de quienes dirige. Este tipo de cultura de trabajo debería contagiarse hacia el resto de los niveles de la empresa para eliminar esa idea de que estar ocupado todo el tiempo es sinónimo de eficiencia, cuando, en realidad, es exactamente lo contrario.
Existen retos importantes en la adopción y alineación de la cultura empresarial cuando la comunicación interna no es tan efectiva como debería ser.
Jorge Mauricio Reynoso Nassar© 2025 Colegio de Contadores Públicos de México, A.C.
Directorio Contacto Aviso legal Acerca de VeritasInicia sesión o suscríbete para continuar leyendo.