ecientemente hemos escuchado sobre el uso de una herramienta conocida como ChatGPT; hay discusiones acerca de esto (tanto en el ámbito profesional y educativo); entre las discusiones hay cuestiones que tienen que ver con su uso ético.
Me di a la tarea de preguntar a nivel universitario si usan o, en su caso, han usado esta herramienta, ya sea en el desarrollo de sus actividades estudiantiles o, incluso, para aquellos que ya están en el ámbito profesional. Las reacciones fueron variadas y algunos comentarios fueron ambiguos, sin embargo, entre las reacciones que más llaman la atención destacan las que consideran de que su uso es indebido o inapropiado.
Algunos esquemas (según comentarios de su uso) van desde insertar el texto correspondiente y la herramienta ChatGPT desarrolla su tarea o la actividad profesional deseada; incluso, hay comentarios más allá y se menciona que tiene que ver con el traspaso del texto por Quillbot para confundir a los profesores o “jefes” al momento de detectar que se trate de un texto creado por esta Inteligencia Artificial (IA).
Las discusiones alrededor del tema son interminables, abundantes y hasta con una itinerancia circular; ante el avance de la tecnología (actual y futura) se requiere realizar ajustes respecto a su uso en la legislación actual. La pregunta clave aquí sería: ¿es ético utilizar la herramienta ChatGPT para realizar una actividad estudiantil o para su uso profesional?
La respuesta consistentemente depende de cada caso. Me parece oportuno aclarar lo que es y no es ChatGPT; en síntesis, este modelo avanzado de leguaje sirve como una herramienta de redacción, utiliza una base de datos significativa y un modelo avanzado de lenguaje para crear un texto que claramente contrasta con la redacción de un ser humano. Debo reconocer que la tecnología es, sin duda, espectacular, aunque ChatGPT no crea ideas nuevas.
Las herramientas tecnológicas están en diversos procesos evolutivos y esto se conoce como la tercera etapa de la IA. Recientemente un estudio de Our World in Data revela que la siguiente etapa va a consistir en el desarrollo de máquinas inteligentes y que esto pudiera suceder incluso antes de 2061.
La posible violación de normas sociales estaría en el uso de estas tecnologías enteramente en las manos de los usuarios; entonces, me parece que debe evaluarse la acción y no necesariamente la herramienta. Si se tuviera que contratar a un profesional, preferiría que domine Excel y no que llegue con un ábaco de alternativas. Excel es una herramienta que busca incrementar la productividad y alcance profesional, pues no necesariamente el uso de una herramienta produce un resultado indebido.
Sin embargo, hay que reconocer que el uso eficiente y ético de estas herramientas tecnológicas puede ser un diferenciador y, a su vez, crear valor en la actividad universitaria y profesional. Si el usuario de la herramienta entrega un trabajo bien hecho, no debería sorprender a nadie, todo lo contrario.
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