La educación es un medio para transmitir y adquirir herencias culturales y técnicas; por ello, se le considera como la generadora principal de la producción cultural. Aplicar la educación técnica de la carrera de contaduría pública, fomentando que los alumnos se conviertan en “culturalmente activos”, facilitaría su capacidad de análisis e interpretación de los problemas profesionales a través de la corriente educativa llamada Educación por el arte de Herbert Read.
Es conocido que los estudiantes carecen del gusto por las actividades relativas a la cultura por considerarlas elitistas, así como que “perderían tiempo” leyendo, visitando museos, etc.; esto podría presentar retraso creativo en la aplicación de sus conocimientos profesionales y en su vida diaria. Es lógico pensar que parte de esta educación cultural proviene de la familia.
También es notorio, con los alumnos de la carrera, descubrir que en el quinto semestre nunca han ido al teatro, sus visitas a museos fueron en la primaria, no han leído un libro y, como complemento de esta situación, han preguntado la dirección de la Catedral Metropolitana. Desde luego, existen muchas causas para esta situación; principalmente, esto se debe al poco interés de la familia por desarrollar actividades culturales; la educación recibida en las escuelas donde, probablemente, tampoco se fomenta esta práctica; y el crecimiento del interés por el Internet, pues todo lo que necesitan está a un clic de distancia.
Si nos enfocamos en el arte, es un camino increíble para resolver los problemas, así como para crear y desarrollar soluciones para la sociedad. El arte nos ayuda a ser mejores.
Las instituciones educativas se enfocaron en enseñar conforme al pensamiento técnico y a la aceptación de las normas, olvidándose de cultivar el potencial creativo en los alumnos. La labor del docente es vigilar que el alumno desarrolle su capacidad de escuchar y repetir, no sólo aprender a leer, escribir y calcular aspectos técnicos de la profesión, sino hacer todas las cosas que pueda haber, las cuales son muchas más que las propuestas en los programas educativos. Para ello, hay que apoyar y desarrollar lo siguiente:
La cultura es necesaria dentro de la educación profesional, además de los aspectos técnicos de la profesión.
Es el conjunto de soluciones que los seres humanos han dado con el paso del tiempo, lo que supone el enfrentamiento y el logro de su existencia, supervivencia y trascendencia. Es lo que le ha permitido a las personas llegar a donde está la mitología, ciencia, tecnología, religión, tradiciones (rituales) y formas de relacionarse (sociedad). En síntesis, el acercamiento al arte:
La contemplación de la composición permite identificar diferentes formas de estructurar una situación en relación con los datos, reales o intuidos, el espacio y los elementos de los que se dispone: todo ello, ha de servir para aplicarlo a la práctica profesional.
La cultura tiene dos connotaciones para definirla:
Sin embargo, hoy en día, la globalización trae consigo una asimilación cultural urbana únicamente. La explosión demográfica y el aumento de los jóvenes impactan en la organización familiar, la estructura del trabajo y las diversiones. “Las artes visuales no solamente son producto de la civilización humana, sino una de las principales herramientas para entender el mundo […], el entrenamiento visual es fundamental en la educación profesional”, según Herbert Read.
Las inteligencias múltiples representan la capacidad de encontrar y resolver problemas, esto está presente en todos los seres humanos en diferentes niveles de desarrollo, según lo que sabemos hasta ahora. El alumno puede desarrollar su inteligencia y si, adicionalmente, los maestros promueven la motivación y la metodología de enseñanza en artes, la percepción y el desarrollo de sus habilidades aumentaría.
Las capacidades por desarrollar en los alumnos, con el objetivo de incrementar su capacidad analítica, son:
Así sería un ideal del perfil del contador público:
La exposición a las artes y la cultura fomenta, en los estudiantes, habilidades fundamentales como la observación, percepción y sensibilidad, las cuales son esenciales para enfrentar los retos de la profesión contable. El desarrollo de estas competencias permite, a los futuros contadores, mejorar su capacidad de análisis y resolución de problemas, facilitando una toma de decisiones más creativa y efectiva en contextos complejos.
Además, la integración de la cultura en la formación técnica ayuda a los profesionales a ser más conscientes de su entorno, fortaleciendo su compromiso ético y su responsabilidad social. La educación artística también enriquece el pensamiento crítico, fomentando la autonomía y la innovación, aspectos clave para la creación de valor en las organizaciones modernas.
Es fundamental que las instituciones educativas incorporen experiencias culturales y artísticas en los programas de contaduría pública, dado que contribuyen al desarrollo integral de los alumnos y potencian su desempeño profesional. Un enfoque educativo que combine los aspectos técnicos con la sensibilidad cultural prepara mejor a los contadores para enfrentar los desafíos de una sociedad globalizada y en constante cambio.
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