Entender el régimen fiscal aplicable a las criptomonedas en México es crucial para los contribuyentes que desean cumplir con sus obligaciones tributarias y, al mismo tiempo, maximizar los beneficios que pueden obtener de estas formas de activo.
Este artículo tiene como objetivo abordar la naturaleza fiscal de las criptomonedas, los requisitos de declaración y pago de impuestos, así como la emisión de comprobantes fiscales y la regulación de las actividades relacionadas con estos activos en el país. Lo anterior, basándose en el estudio preliminar efectuado por la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon) en 2021, respecto del régimen fiscal aplicable a la obtención de ingresos derivados de la compraventa de activos virtuales.
Una criptomoneda es una forma de moneda digital o virtual que utiliza criptografía para garantizar transacciones seguras y controlar la creación de nuevas unidades. A diferencia de las divisas tradicionales, las criptomonedas operan en un sistema descentralizado basado en la tecnología blockchain, la cual actúa como un libro mayor público e inmutable de todas las transacciones.
Un dato interesante que proporciona el estudio realizado por la Prodecon es que, en 2021, 12% de la población adulta en México poseía alguna criptomoneda, ubicándose como la novena nación a nivel mundial con la mayor tasa de posesión de estos instrumentos (en ese año), reflejando la importancia que tienen estas monedas digitales en el país.
Respecto a las criptomonedas, el Banco de México (Banxico) señala que son consideradas activos virtuales, no representan la tenencia de algún activo subyacente y su transferencia se realiza, exclusivamente, a través de medios electrónicos.
A diferencia de las monedas fiduciarias tradicionales, las criptomonedas no están respaldadas por un gobierno o una entidad central, lo que añade una capa de complejidad en su regulación tributaria; por ejemplo, los gobiernos y autoridades fiscales están acostumbrados a regular y controlar las monedas fiduciarias a través de entidades centralizadas como los bancos centrales. La falta de una entidad que controle las criptomonedas hace difícil imponer regulaciones tradicionales. Adicional a esto, muchos de estos activos permiten un alto grado de anonimato, lo que dificulta identificar a los participantes en las transacciones.
Después de conocer lo que son las criptomonedas y las dificultades que conlleva imponer regulaciones sobre las mismas, las personas que invierten en dichos activos se llegan a preguntar cómo es que tributarían los ingresos percibidos por estos. De acuerdo con el análisis realizado por la Prodecon y conforme al artículo 14.° (fracción I) del CFF, las ganancias obtenidas por la compraventa de criptomonedas deben considerarse como ingresos por enajenación de bienes, esto implica que se debe pagar el ISR aplicando una tasa de 20% sobre el monto total de la operación.
En el caso de que el adquirente sea residente en México o tenga un establecimiento permanente en el país, éste debe retener el impuesto; de lo contrario, conforme a la LISR, el vendedor debe declarar y pagar el gravamen dentro de los 15 días siguientes a la obtención del ingreso.
La ganancia derivada de la compraventa de criptomonedas se calcula siguiendo el procedimiento del artículo 120.° de la LISR, el cual contempla la actualización del costo comprobado de adquisición; esto significa que el contribuyente debe ajustar el costo de adquisición de las criptomonedas para reflejar su valor actualizado, considerando factores como la inflación, lo que puede reducir la base imponible y, por ende, el monto del impuesto a pagar.
Lo anterior resulta un poco complicado, pues las personas que invierten en estos activos saben que las criptomonedas suelen ser muy volátiles, con valores que pueden cambiar significativamente en cortos periodos de tiempo, algo que complicaría el cálculo mencionado.
Respecto de las comisiones pagadas a las plataformas de intercambio de criptomonedas, éstas son deducibles. Lo anterior resulta de suma importancia, pues muchos sitios cobran una tarifa por cada transacción llevada a cabo, por lo tanto, permitir la deducción de estas comisiones ayuda a los contribuyentes a reducir su carga fiscal; para ello, es necesario contar con comprobantes que acrediten el pago de dichas comisiones. Aquí es donde puede existir un problema, ya que, muchas de estas plataformas no tienen incluida la opción de generar un comprobante que avale todas las comisiones que resultaron de las operaciones.
Otro dato importante que puede observarse es que los ingresos derivados de la compraventa de criptomonedas deben declararse aunque no se hayan transferido a la cuenta bancaria del contribuyente, pues el ingreso se considera devengado al momento de concretarse la venta, independientemente de cuándo se reciba el pago. Esto implica que los contribuyentes deben incluir estos ingresos en su declaración anual y pagar los impuestos correspondientes en los plazos establecidos por la ley.
Por lo anterior, es fundamental que el contribuyente mantenga un registro detallado de todas las transacciones con criptomonedas y se familiarice con las obligaciones fiscales asociadas a estas operaciones (las que existen en las disposiciones actuales).
Aunque el análisis de la Prodecon se centra en la compraventa de criptomonedas, existen otras formas de ganar dinero con estos activos, por lo tanto, es fundamental que los contribuyentes que participan en otras actividades relacionadas, verifiquen cómo tributar correctamente bajo las actuales leyes mexicanas. La falta de regulaciones específicas para estas actividades crea incertidumbre, por lo que, consultar con un asesor fiscal es altamente recomendable.
Aunque el régimen fiscal de las criptomonedas en México aún está en evolución, es esencial que el contribuyente se mantenga informado y preparado para cumplir con sus obligaciones tributarias. La falta de leyes específicas (para actividades más allá de la compraventa) añade una capa de complejidad y hace imperativo que los participantes en estos mercados busquen asesoría fiscal profesional.
El panorama global sugiere que los gobiernos están empezando a tomar medidas para regular estos activos digitales; tal es el caso de El Salvador, nación que ha adoptado el Bitcoin como moneda de curso legal, así como los esfuerzos en EUA por establecer leyes que regulen el uso y la fiscalización de las criptomonedas. Estos movimientos indican una tendencia creciente hacia la regulación, lo cual podría influir en futuros desarrollos legislativos en México.
Por lo tanto, es crucial que los contribuyentes y participantes en el mercado de criptomonedas se mantengan atentos a estos cambios y consideren los posibles impactos en sus operaciones. La evolución de la regulación de estos activos es algo que todos los interesados deben observar de cerca, ya que, podría redefinir las obligaciones fiscales de forma significativa, así como la manera de interactuar con dichos activos digitales.
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