Es un hecho que, detrás del diseño de cada cuenta de ahorro, wallet, tarjeta de débito o línea de crédito, hay un desarrollo técnico que no se limita sólo a la tecnología o la experiencia del usuario; siempre entran en acción los equipos de contabilidad e impuestos (de manera discreta, pero determinante).
A través de este texto se pretende exponer cómo estos equipos se convierten en aliados estratégicos durante el desarrollo de productos financieros, particularmente en entidades como bancos, Sociedades Financieras Populares (Sofipos), Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes), Instituciones de Fondos de Pago Electrónico (IFPE), Instituciones de Financiamiento Colectivo (IFC), casas de bolsa, aseguradoras, entre otras.
La participación temprana de estas áreas no sólo garantiza el cumplimiento normativo, sino que puede maximizar la eficiencia fiscal y financiera de cada producto. Lejos de ser un freno, son el puente entre la innovación y la rentabilidad sostenible. Se trata de departamentos que, en conjunto con otras áreas de cumplimiento, funcionan como los defensas y porteros de un equipo de futbol.
Lanzar un nuevo producto financiero involucra múltiples frentes de atención: diseño UX, requerimientos regulatorios, tecnología, marketing, riesgos, cumplimiento y, muchas veces al final del proceso, contabilidad e impuestos. Este enfoque secuencial puede llevar a errores costosos, productos que fiscalmente no pueden sostenerse, estructuras que derivan en contingencias o ingresos y gastos que no son reconocibles bajo las normas aplicables.
Integrar a los equipos contables y fiscales desde el diseño del producto permite anticipar temas clave, entre otros, los siguientes:
Varias de las entidades mencionadas, incluso las más tradicionales, se han dado a la tarea de migrar (de forma paulatina) a modelos digitales de captación. La apertura de cuentas vía app sin necesidad de asistir a una sucursal, la emisión de tarjetas virtuales (en algunos casos, múltiples tarjetas y hasta con duración y montos de operación predeterminados), así como el ofrecimiento de intereses en cuentas a la vista o de ahorro, han traído consigo nuevos retos como la identificación de lo siguiente:
Un error común es tratar a todos los productos digitales como si fueran cuentas eje, cuando realmente muchos tienen características híbridas que requieren juicio profesional para su clasificación contable y fiscal, así como para saber de qué manera se reportarán ante las autoridades regulatorias.
En el caso de productos de crédito, también hay diferentes consideraciones, tal como la diferencia entre el devengo de intereses versus la contabilización de la cobranza. Es una realidad que el establecimiento de procesos, identificando fuentes de información, control interno en reconciliaciones y flujos operativos, es parte importante de lo que los equipos de contabilidad e impuestos deben señalar al momento de que se cree una nueva oferta de producto para los clientes.
Algunos puntos importantes para considerar son:
Existen múltiples variables técnicas que deben tomarse en cuenta. Las que se consideran más relevantes son la clasificación contable del producto, el tratamiento fiscal de ingresos y gastos asociados, los requerimientos regulatorios de información financiera, la documentación de sustancia económica (contratos, términos y condiciones, mecanismos de valuación), así como la automatización y trazabilidad a través de Planificación de Recursos Empresariales (ERP, por sus siglas en inglés), sistemas contables y reconciliaciones.
Es importante destacar que los errores más frecuentes que pueden detectarse en empresas que lanzan sus propuestas sin involucrar adecuadamente a las áreas de contabilidad e impuestos incluyen productos que generan ingresos fiscales no reconocidos contablemente (o viceversa), deducciones perdidas por falta de documentación adecuada, inconsistencias entre el catálogo contable y los reportes regulatorios, contingencias fiscales derivadas de retenciones omitidas o incorrectas, así como multas por el reporte tardío o incorrecto a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) o al Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Es recomendable que los mencionados equipos sean involucrados desde la fase de diseño del producto hasta su operación contable, fiscal y regulatoria. Ya sea que se esté estructurando una nueva cuenta digital con beneficios, diseñando una línea de crédito flexible, creando una plataforma de cashback o explorando alianzas estratégicas para ofrecer otros productos no bancarios, es necesario contar con “la bendición” de las áreas contables y fiscales.
En un entorno donde la innovación y la velocidad son claves, y el cumplimiento es una exigencia, la diferencia está en quién logra construir productos financieramente viables y eficientes. No se trata de frenar la creatividad de los maravillosos equipos de producción, sino de canalizarla con visión estratégica. Ahí es donde los equipos de contabilidad e impuestos, junto con sus asesores, dejan de ser departamentos de cierre para convertirse en motores de crecimiento.
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