Con base en la Norma de Información Financiera (NIF) A-1, Marco Conceptual de las NIF, el juicio profesional se define como: “El empleo de los conocimientos técnicos y experiencia necesarios para elegir la mejor aplicación de las NIF dentro del contexto de la sustancia económica de la transacción u otro evento a ser reconocido”.
Aunque la normatividad contable no enfatiza sobre la influencia ética que debe tener un contador, se asume que, al emitir un juicio profesional, éste debe actuar bajo los más altos principios éticos que la profesión y la sociedad demandan: integridad, diligencia, confidencialidad, comportamiento profesional y objetividad.
Emitir un juicio profesional no es algo que se deba tomar a la ligera, pues debe ser documentado de forma clara y detallada, soportado con papeles de trabajo que permitan a los usuarios recibir información financiera fidedigna, clara, oportuna y libre de sesgos (con poca racionalidad o basada en la intuición).
Además, es importante resaltar que la credibilidad y la confianza de un contador toman un papel importante, dado que sus conocimientos y experiencia profesional son pilares fundamentales para seleccionar el mejor criterio, tratamiento o adopción; asimismo, cualquier error puede poner en riesgo su reputación.
El objetivo de emitir un juicio profesional en materia de contabilidad, como lo señala la NIF A-1, busca evitar la sobrevaluación o subvaluación en los siguientes aspectos, procurando (en todo momento) aplicar un criterio o enfoque prudencial bajo condiciones de incertidumbre:
Diferentes autores de la administración han definido el proceso de toma de decisiones en las empresas; sin embargo, se rescatan los trabajos de Idalberto Chiavenato, autor brasileño reconocido en administración y recursos humanos, a través de su libro Administración de recursos humanos: el capital de las organizaciones, el cual lo define de la siguiente manera: “El proceso de toma de decisiones permite que las personas solucionen sus problemas y enfrenten situaciones. La base del proceso de toma individual de decisiones es la racionalidad, es decir, la adecuación de los medios a los fines deseados; en otras palabras, la conducta adaptada a los objetivos perseguidos”.
Un contador público adquiere el poder de decisión con el paso de los años y la experiencia profesional obtenida, posicionándolo en puestos de liderazgo dentro de las organizaciones; esto le permite adoptar las más sanas prácticas en su tramo de actuación y control. Entre las posiciones en las que se desempeña un contador y donde lleva a cabo el proceso de toma de decisiones, se encuentran los puestos de presidente del consejo de administración, director general, así como al frente de las direcciones de finanzas, contabilidad o auditoría interna.
No debe soslayarse que estas posiciones adquieren un alto grado de responsabilidad dentro del proceso de toma de decisiones; por lo tanto, es necesario asegurarse de analizar y evaluar todas las alternativas posibles antes de tomar una decisión final.
El proceso de toma de decisiones se desarrolla en el día a día dentro de las empresas al realizar la evaluación de proyectos de inversión, análisis de estados financieros, gestión del flujo de efectivo de la tesorería, entre otros; es decir, se encuentra inherente en las actividades que desempeña un contador, por ello, siempre debe actuar bajo la mejor influencia ética y con cautela.
Todos los contadores públicos que pertenecen a los colegios federados del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP) rigen su ejercicio profesional a través del Código de Ética Profesional en carácter de disposición fundamental; en éste se establecen las normas éticas profesionales mínimas que debe observar todo aquel que ejerza la profesión en México.
Por lo anterior, contravenir esta disposición fundamental tiene consecuencias negativas para los asociados: amonestación, suspensión, expulsión y denuncia ante las autoridades. A fin de minimizar y mitigar esto, la influencia ética juega un papel fundamental, pues la conducta y valores de los tomadores de decisiones en la empresa rigen el actuar de sus equipos de trabajo y del entorno organizacional que se vive.
En las empresas en donde se respetan los principios éticos y los tomadores de decisiones son el ejemplo de su cumplimiento, la influencia sobre los demás se vuelve más sencilla, pues todos saben y conocen que para llegar a un objetivo se debe cumplir con una planeación estratégica a corto y largo plazo definida por la administración.
Ahora bien, la influencia ética en la empresa se define como el conjunto de valores y normas que surgen de su cultura organizacional y rigen el actuar de los individuos dentro de ésta; permite atraer al mejor talento para aportar valor al negocio y proyectar una imagen corporativa y de confianza a sus clientes y al público en general.
Un ejemplo de lo anterior recae sobre el contador que desempeña el puesto de director de contabilidad, quien debe ejercer influencia ética sobre su equipo de trabajo en el cumplimiento normativo, es decir, asegurar que las leyes, regulación secundaria y normatividad contable aplicable se cumplan en los plazos establecidos, evitando daños reputacionales para la organización por incumplimientos y sanciones. Un buen tomador de decisiones debe liderar con buenos valores “porque la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”.
La influencia ética del contador público en los juicios y toma de decisiones profesionales juega un papel importante dentro de las organizaciones, pues rige el actuar de las actividades que se desempeñan bajo los más altos estándares éticos. La credibilidad de un contador es otro de los factores clave, dado que, al tener que cumplir una serie de normas, leyes y regulaciones, se tiene un compromiso con la empresa y con la sociedad misma. Si un individuo viola uno de los principios fundamentales de la ética, se nota de manera inmediata el rechazo de su empleador, de su equipo y de la misma sociedad, poniendo en duda sus valores y desempeño como profesional de la contaduría, así como la incapacidad que tiene para ejercerla.
Por lo tanto, los contadores deben actuar con apego al Código de Ética Profesional y dar cumplimiento a las leyes y normatividad contable aplicable; asimismo, deben poner el sello de su ética individual, factor que lo distingue como persona enfocada en su actuar bajo valores y principios.
El contador público debe aplicar el marco conceptual del Código de Ética Profesional para identificar las amenazas y responder de forma correcta.
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