Capital humano
15 de agosto de 2025
En ocasiones, surge la duda de por qué la actuación e, incluso, la conducta de un colaborador ha cambiado desfavorablemente, deteriorando la confiabilidad en su desempeño y perdiendo el sentido de pertenencia a la organización; la respuesta es que se debe a un desgaste laboral. El síndrome de burnout, también conocido como síndrome de fatiga laboral, se ha convertido en una de las principales amenazas para el bienestar de los colaboradores y el rendimiento en las empresas.
Este fenómeno, que actualmente afecta a siete de cada 10 colaboradores, se caracteriza por agotamiento físico y emocional, así como una baja realización profesional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el burnout ya es reconocido como una enfermedad relacionada con el trabajo y aparece cuando el estrés laboral crónico no se gestiona de forma efectiva. Detectar y combatir este padecimiento no sólo es una medida de salud, sino también una acción estratégica que protege el talento, la cultura organizacional y la competitividad empresarial.
¿Cómo detectar el burnout en un colaborador?
Este fenómeno no se presenta de forma repentina; es un proceso progresivo que avanza a través de tres etapas: agotamiento emocional, despersonalización y sensación de ineficacia. Detectarlo requiere atención a los siguientes síntomas:
- Agotamiento constante: se caracteriza por una fatiga persistente (incluso después del descanso). El colaborador comienza a mostrar señales de cansancio extremo, tanto físico como mental. Algunas señales de agotamiento se reflejan en dificultad para comunicarse y en una menor tolerancia a las críticas (frente a colegas, clientes y proveedores).
- Desmotivación y baja productividad: disminuye el compromiso, aparecen errores frecuentes y se incrementan la impuntualidad y el ausentismo (justificado e injustificado).
- Actitudes cínicas o evasivas: el colaborador tiende a retraerse, evita participar, responde de forma defensiva o muestra irritabilidad constante. En esta etapa se pierde el orgullo de formar parte de un grupo de trabajo o empresa.
- Apatía y pérdida de propósito: el sentido de realización personal se ve comprometido; el colaborador no encuentra valor ni propósito en sus tareas.
- Efectos colaterales: en casos extremos, aparecen temas de inseguridad, aislamiento, ataques de pánico e inicio de vicios (abuso del café, tabaco, alcohol y otras sustancias).
Etapas del burnout
Para anticipar la aparición de este síndrome, o bien, cuando se detectan los síntomas, es conveniente revisar cuáles pueden ser las causas y, con ello, aplicar las medidas preventivas o correctivas. Algunas de las causas pueden ser:
- Sobrecarga laboral: ocurre cuando existen demasiadas tareas, horarios intensivos o presión para cumplir objetivos. En ocasiones, los colaboradores no tienen la confianza para decir "no" a la petición de asumir más labores.
- Estrés laboral: se presenta cuando hay excesiva presión, falta de control, apoyo y reconocimiento.
- Ausencia de equilibrio entre trabajo y vida personal: se da cuando falta tiempo para desarrollar actividades de descanso, ocio o relaciones sociales.
- Liderazgo deficiente: resulta evidente cuando no se cuenta con los procedimientos necesarios para anticipar y detectar la aparición de este síndrome.
Impacto organizacional del burnout
El impacto de este síndrome trasciende la esfera individual. Cuando no se detecta ni se atiende a tiempo, se genera una cascada de efectos que pueden paralizar la dinámica organizacional:
- Reducción drástica de la productividad: se estima que un colaborador con burnout puede disminuir su rendimiento hasta en 50 por ciento.
- Incremento en el ausentismo: las incapacidades temporales se vuelven frecuentes, afectando directamente la continuidad operativa.
- Incremento en la rotación: profesionales calificados abandonan la empresa en busca de ambientes más saludables, lo que incrementa los costos de reclutamiento y capacitación.
- Clima laboral negativo: la desmotivación se contagia, deteriorando las relaciones interpersonales y generando tensiones entre equipos.
Las empresas que ignoran el desgaste laboral arriesgan más que su eficiencia operativa, pues ponen en juego su talento, cultura interna y capacidad de adaptación.
Consecuencias de no atender el burnout a tiempo
Ignorar o subestimar este síndrome puede traer consecuencias devastadoras a nivel humano y organizacional. A continuación, se detallan las principales implicaciones:
- Deterioro de la salud física y mental: el estrés crónico sostenido desencadena afecciones como hipertensión, trastornos del sueño, gastritis, migrañas, ansiedad y depresión. En casos extremos, puede conducir a crisis nerviosas, hospitalización o suicidio.
- Pérdida de talento clave: profesionales altamente capacitados tienden a abandonar empresas que no priorizan su salud mental. Se estima que 40% de los colaboradores que renunciaron lo hicieron por agotamiento o falta de apoyo emocional.
- Impacto económico directo: el burnout incrementa los costos operativos por:
- Incapacidades médicas prolongadas
- Disminución en la eficiencia y errores operativos
- Gastos de reemplazo y entrenamiento
- Costos asociados a demandas laborales (por daño psicológico o negligencia en condiciones de trabajo)
- Problemas personales: se generan problemas en relaciones familiares y sociales.
- Daño a la reputación corporativa: en la era digital, los comentarios negativos sobre el ambiente laboral se difunden rápidamente en redes sociales; esto impacta la marca empleadora y dificulta atraer nuevos talentos.
- Incumplimiento normativo (NOM-035 y NOM-037): no cumplir con las disposiciones de estas normas implica no sólo sanciones económicas, sino también la pérdida de certificaciones y posibles litigios. La NOM-035 exige identificar y prevenir riesgos psicosociales; por su parte, la NOM-037 establece condiciones específicas para garantizar la seguridad de los teletrabajadores.
- Desmotivación generalizada: el burnout no sólo afecta al colaborador en cuestión, sino que también contagia a su equipo. La falta de energía, negatividad y frustración emocional tienden a replicarse, generando un círculo vicioso de desgaste colectivo.
- Estancamiento de la innovación: un ambiente saturado por el estrés inhibe la creatividad, la colaboración y la toma de decisiones. Equipos bajo presión constante no asumen riesgos ni proponen mejoras, comprometiendo la innovación.
Estrategias para combatir el burnout laboral
Los especialistas en capital humano juegan un papel crucial para prevenir y contrarrestar este fenómeno. A continuación, se presentan acciones concretas:
- Evaluación del entorno psicosocial (NOM-035): aplicar herramientas diagnósticas periódicas para identificar focos de riesgo y aplicar medidas preventivas desde una perspectiva organizacional.
- Cumplimiento de condiciones laborales seguras (NOM-037): proveer ergonomía adecuada en el trabajo remoto, establecer pausas activas y regular la disponibilidad fuera del horario laboral.
- Capacitación a líderes y mandos medios: brindar entrenamiento sobre gestión emocional, liderazgo empático, comunicación efectiva y resolución de conflictos.
- Cultura de bienestar integral: invertir en programas de salud mental, beneficios flexibles, horarios escalonados y políticas de desconexión digital.
- Revisión de cargas de trabajo y procesos: implementar automatización, reorganización de funciones y monitoreo de objetivos para evitar la sobrecarga laboral.
- Implementación de canales de escucha activa: establecer espacios seguros para que los colaboradores puedan expresar sus emociones y necesidades sin temor a represalias.
El burnout laboral se ha convertido en una de las principales amenazas para el bienestar de los colaboradores y el rendimiento en las empresas.
Conclusiones
El desgaste laboral no es un fenómeno pasajero ni individual, sino un problema estructural que debe abordarse desde la estrategia organizacional. Es importante tener en cuenta que algunos individuos son más propensos a sufrir este síndrome debido a sus características y experiencias previas. No atenderlo oportunamente implica pérdidas económicas y reputacionales significativas. Las empresas que lo ignoran arriesgan mucho más que su eficiencia operativa, pues ponen en juego su talento, cultura interna y capacidad de adaptación.
Fomentar una cultura organizacional centrada en el bienestar y capacitar a los líderes con sensibilidad emocional son requisitos esenciales para una gestión moderna, ética y sostenible. Detectar, prevenir y combatir el burnout, además de ser una obligación legal y moral, también es una inversión inteligente en el activo más importante de toda organización.
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