Hoy existe una gran incertidumbre sobre lo que va a suceder con la imposición de nuevos aranceles, su duración y su verdadero impacto; la palabra clave es "incertidumbre". A diario escuchamos noticias de negociaciones, castigos, nuevos aranceles, posibles excepciones y, todo esto, lleva a los agentes económicos a tomar decisiones sin tener la historia completa, pues no estamos seguros del comienzo y, mucho menos, sabemos cómo va a acabar.
Lo anterior nos lleva a encontrarnos en momentos de alta volatilidad, con reacciones en lugar de planeación, así como confusión entre la política económica y la seguridad nacional. Mientras sigamos sin tener claridad de la duración y alcance de los aranceles, seguiremos navegando de esta misma forma. Para entender cómo van a impactar estas tarifas en la economía, tenemos que suponer que conocemos perfectamente la base a la que se van a aplicar y cuál será su duración.
La Organización Mundial de Comercio (OMC) define a los aranceles como derechos de aduana aplicados a las importaciones de mercancías e implican una fuente de ingresos para los gobiernos (como los impuestos). Es importante entender que los aranceles son pagados por el importador; por lo tanto, al imponer esos cobros, la obligación va directamente a la empresa local que introduce el bien al país, no al exportador, convirtiéndose en un costo adicional para el importador.
El efecto del arancel es una distorsión en los mercados, provocando que el precio al cual se intercambia el bien en el mercado del país importador sea distinto al que se intercambia en el país exportador. A continuación, se señalan las afectaciones inmediatas en cada uno de los países.
Si originalmente se importaban bienes en lugar de adquirirlos de manera local, esto se debe a varias razones, pero las principales suelen ser que el producto extranjero es más barato, no se puede conseguir el producto de forma local o la calidad del producto extranjero es distinta.
Ante la presencia de aranceles, el producto importado se encarece y las empresas importadoras deben analizar qué hacer; dentro de sus opciones están las siguientes:
Ante cualquiera de estas alternativas, se trata de situaciones que van a afectar el precio y el volumen del producto vendido; si se traslada el incremento al consumidor final, habrá un aumento en la inflación; si se adquiere de forma local o se busca otra alternativa extranjera, podría ser a un precio mayor o sacrificando calidad (de lo contrario, ¿por qué no eran las mejores opciones antes del arancel?); lo anterior va a llevar a un menor volumen de ventas. De encontrar productos sustitutos, puede que también se afecte la calidad o la aceptación en el mercado, provocando un menor volumen de venta. Asimismo, dejar de comercializar el producto lleva a que el volumen de venta sea nulo.
No importa dónde se caiga dentro de las principales alternativas que tienen las empresas importadoras para hacer frente al arancel; vamos a ver un incremento en la inflación del país importador y un menor volumen de venta; por ende, el consumidor local se ve directamente afectado.
De forma inmediata, debido a que su producto se encareció a partir del costo adicional del importador, va a haber una disminución en el volumen de venta al extranjero, así como presiones para disminuir el precio de venta. Esta situación va a provocar que el productor exporte menos y a un precio menor.
Este panorama nos ayuda a entender por qué el consumidor del país importador está en contra de la imposición de aranceles y por qué el país exportador debe estar preocupado; sin embargo, estos impactos se empiezan a dar de forma casi inmediata (unos antes que otros) cuando el horizonte es de corto a mediano plazo. Si los aranceles son temporales o de muy corto plazo, se generan distorsiones pequeñas y, en poco tiempo, se deben restablecer las condiciones que existían anteriormente, pero, ¿qué pasará si los aranceles llegaron para quedarse y el horizonte es a largo plazo?
Existe evidencia (en tiempos previos a la tendencia de globalización de las últimas décadas) que sugiere que, ante la imposición de aranceles de forma estratégica, es decir, hacia algún sector o en beneficio de algún producto en particular, sí se puede fortalecer la industria local, siempre que no existan economías de escala importantes en el país productor y que las barreras tecnológicas, naturales y financieras no impidan o compliquen la migración de la producción al país local.
En otras palabras, cuando no se requieren inversiones importantes, la producción no requiere de tecnología muy avanzada y la materia prima está disponible en el país; entonces, en el mediano plazo, sí puede producir localmente el producto en cuestión de forma eficiente. Si no se dan todas estas condiciones, el proceso de transformación y relocalización puede llevar varias décadas y con resultados distintos a los esperados (productos caros y de baja calidad).
Por su parte, el país exportador buscará otros mercados para vender sus productos; intentará hacer más eficientes sus procesos, disminuir sus costos o buscará otras fuentes de ingreso (distintas a la afectada). Esto suele llevar mucho tiempo, por lo tanto, la afectación será en el corto y mediano plazo. Una de las repercusiones inmediatas puede ser el recorte en la plantilla laboral y una presión a la baja en los sueldos.
Si los aranceles son aplicados de forma generalizada a todos los productos importados y el horizonte de su vigencia es incierto, lo único que tenemos seguro es que, a corto plazo, habrá escasez de producto en el país que ha impuesto el arancel, así como un aumento en la inflación. Se espera que sólo en pocas industrias se pueda llevar a cabo la migración de la producción en el mediano plazo, lo que nos lleva a que el resultado va a ser mixto e incierto. Aquellas industrias que logren la migración con éxito se pueden ver beneficiadas, pero la mayoría se verán afectadas.
La imposición de aranceles tiene impacto tanto en el país que importa como en el que exporta y se genera una distorsión importante en el comercio. A corto plazo, los dos países se ven negativamente afectados y, a mediano plazo, tampoco parece haber un beneficio económico generalizado para la nación que los impuso.
No hay que perder de vista que, actualmente, los aranceles parecen estar siendo utilizados como estrategia para negociar, sin tener un fin meramente económico; por lo tanto, los resultados de su aplicación serán medidos con el éxito de las negociaciones, no por su impacto económico.
Un incremento arancelario en México puede tener efectos bidireccionales; mientras protege ciertos sectores, también genera riesgos como la inflación.
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Rodrigo Adrián Ramírez VenegasLa aplicación de aranceles tiene como primer efecto un incremento en el precio de bienes intermedios, ocasionando un aumento en los costos de producción.
Salvador Rivas AcevesLos precios aumentarán debido a los aranceles, después la inflación se normalizará, pero el beneficio económico será permanente para las empresas en EUA.
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