Durante este siglo y hasta antes de la contingencia sanitaria, las fuentes convencionales incrementaron su participación en el financiamiento a la inversión de manera sostenida, esto a nivel global y a un ritmo promedio anual de 30% entre 2000 y 2018, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI). Después de la crisis financiera global, nuevas fuentes de financiamiento aparecieron en el escenario económico mundial como una opción muy atractiva para las empresas.
Hay varias razones por las cuales esto ocurrió; algunas se enlistan a continuación.
Incertidumbre generada por la crisis: provocó una fuerte restricción en la oferta de crédito, de tal suerte que, para obtener un financiamiento, era prácticamente necesario probar que no lo necesitabas; en otras palabras, el nivel de solvencia que solicitaban los bancos comerciales era muy elevado. | |
Altos costos de los créditos y amplios plazos: estos generaron lastres económicos y financieros a los que podían obtener los recursos; asimismo, inhibieron a los que, claramente, no podrían soportarlo. | |
Ciclo económico: tras la crisis sanitaria, tardó en mostrar señales de recuperación y, eventualmente, resultaría en el más largo de la historia (hasta el momento). | |
Frenética innovación tecnológica: rasgo característico de este siglo que permea en la mayoría de las actividades económicas, ocasionando ajustes fuertes en muchos de los mercados, endureciendo las condiciones competitivas en los mismos. |
Bajo estas condiciones, surgió el crédito privado no bancario, cuya presencia aumentó debido a la pandemia, pues ésta provocó mayores restricciones al financiamiento clásico. Así, los fondos de pensión, aseguradoras, grandes empresas, así como otros inversionistas institucionales, fueron penetrando el mercado del crédito a nivel global.
Según cifras de Bloomberg Finance, de 2018 a 2023, este tipo de crédito creció 200% aproximadamente, mientras que, el crecimiento del crédito bancario registró un promedio de 12% en el periodo. El principal mercado del crédito privado no bancario es la región de Norteamérica con 1.1 trillones de dólares, seguido de Europa con 460 billones, Asia con 144 billones y otros mercados con 59 billones (cifras hasta junio de 2023, de acuerdo con el FMI).
La regulación de este mercado no es tan estricta como la de los bancos comerciales, por lo que, el acceso es mucho más sencillo; empresas de cualquier tamaño y de cualquier tipo de actividad económica pueden acceder a éste de forma relativamente sencilla. Dicha flexibilidad permite proporcionar financiamiento de corto, mediano y largo plazo a tasas de interés muy variadas entre los prestamistas.
Por lo anterior, el riesgo inherente a este mercado no sólo está presente, sino que ha crecido de manera importante en la era pospandemia. La mayoría de las empresas que se han beneficiado por estos créditos son pequeñas y medianas, lo que aumenta la exposición al riesgo, pues una crisis económica (como la generada por la contingencia sanitaria), un proceso inflacionario, o bien, cualquier otro escenario de restricción económica, puede meter en serios aprietos productivos a dichas organizaciones, ocasionando altas posibilidades de quiebra y, por lo tanto, la falta de pago.
Por otro lado, este fenómeno eleva la competencia en el sector bancario, presionando hacia una mayor flexibilidad en el acceso al crédito convencional, lo que, en sí mismo, produce un mayor riesgo compuesto por lo siguiente:
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de liquidez |
crediticio | |
en la valuación de activo | |
de apalancamiento | |
de la interconectividad entre las actividades económicas involucradas |
Resulta de suma importancia contar con más y mejores fuentes de financiamiento para los agentes económicos; sin éstas, el nivel de actividad económica sería mucho más bajo. Asimismo, es importante generar las regulaciones necesarias para que este fenómeno no se salga de control y terminemos con una nueva crisis financiera global. Mientras dicha regulación no se establezca (de manera más clara) respecto de los controles, la evaluación de riesgos, así como de la cooperación a lo largo de los sectores y los países involucrados, la presencia del crédito privado no bancario puede generar más problemas que soluciones.
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