Realidad de la inflación

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C.P. y P.C.FI. Carlos Jesús Vargas Vallejo Socio en Independiente

ada vez es más común escuchar comentarios de los consumidores de distintos grupos sociales donde señalan que su cuenta del supermercado o mercado ha crecido de forma sustancial en tiempos recientes.

Ya que recientemente se han retomado las clases después de un periodo vacacional, me parece que el incremento de precios de los distintos bienes es, y será por algún tiempo, una evaluación difícil de superar; inclusive algunos consumidores ya piensan en no tener calificación aprobatoria al respecto y buscar una alternativa.

El incremento en el precio de bienes, por ejemplo, perecederos, es el foco rojo de una parte de los hogares en nuestro país.

Recientemente hemos visto que, tanto el Gobierno federal como el Banco de México, para efectos de buscar la contención de precios, han implementado distintas medidas. Sin embargo, me parece que éstas no han sido del todo suficientes, ya que el índice de precios se situó en 7.88% en la primera mitad de junio del presente año, su mayor nivel desde 2001.

Lo que hay que entender es que la inflación no es un “tema” exclusivo de México, pues a través de los distintos indicadores es conocido que la economía mundial no va por buen camino y que los vientos le son adversos. Es más, debemos observar que actualmente existe una inflación con olas crecientes, combinada con una falta de crecimiento económico y aderezada con liderazgo político desmadejado en un gran número de países.

Esto no es fortuito, ya que se ha notado el resultado de años de acumulación de malas decisiones, por lo que el actual modelo económico fallaría en cualquier momento; pensar en continuar transportando bienes de ida y vuelta desde China, es insostenible; el consumo exacerbado basado en mejoras contantes de precio, muchas de las veces no vieron al consumidor y su satisfacción de crear productos que tuvieran verdadero valor. El resultado de todo lo anterior, la inflación.

Vemos también que distintos gobiernos en América han buscado la contención de este problema a través de un incremento en sus tasas de interés y una gran variedad de programas de asistencia social.

El incremento de tasas de interés, por un lado, indican distintos estudiosos del tema, no soluciona la inflación per-se, ya que esta acción no aumenta la producción. Asimismo, la entrega de recursos a la población sólo resuelve problemas a corto plazo, sin embargo, llega un momento en que no hace mayor diferencia.

Aproximadamente el 10% de las calorías que consumimos a nivel mundial provienen de Ucrania, por lo que el sector alimenticio global continuará recibiendo presiones inflacionarias.

Según el International Food Policy Research Institute, las exportaciones de Rusia y Ucrania representan alrededor del 12% del total de calorías comercializadas en el mundo, y los dos países se encuentran entre los cinco principales exportadores mundiales de cereales y semillas como: trigo, cebada, girasol y maíz. Los efectos del conflicto de Ucrania en la economía mundial y el aumento en precios de los alimentos apenas comienzan.

Por estas razones, debemos meditar sobre nuevas estrategias que permitan disminuir los efectos inflacionarios que se viven actualmente, apoyándose en la tecnología y la entrega de valor de bienes y productos.