Es importante que la consultoría o asesoramiento, además de oportuna, se gestione abriendo los canales de comunicación adecuados; esto se logra por medio de una cultura corporativa que valide, de manera constante, la importancia de la oportunidad con las áreas operativas, estratégicas y a la alta gerencia para que realicen “team back” con los contadores antes de la ejecución, lo cual concierne a todos los profesionistas de la cadena que conforman la red de áreas que ofrecen back office.
El reto para el profesionista es dotarse de experiencia y conocimientos técnicos especializados; ante ciertas limitaciones, podría enfrentarse el riesgo de no detectar un incumplimiento o una desviación. Los principios fundamentales, señalados en el Código de Ética Profesional del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), muestran el camino para llegar a ello, iniciando con un comportamiento íntegro y objetivo que habla de la independencia e imparcialidad; continuando con la diligencia profesional, tema crucial para la confianza que requieren los interesados en la información financiera; así como la confidencialidad.
¿Por qué la confidencialidad es importante para la profesión?, esto se debe a que los contadores manejan información sensible. Ante la gama de requerimientos legales, fiscales y, en general, de compliance que, además, son auditables (adicionando una complejidad importante), es requerido salir con frecuencia y consultar a expertos en diferentes materias.
En este punto, dependiendo del grado de la apertura de la información, se requieren instrumentos legales, tales como como acuerdos de confidencialidad, contratos o convenios, esto para proteger la seguridad de la información.
Ante la necesidad de consultar con algún asesor que lleve a la toma de decisiones, es importante estar atentos a la sustancia o materialidad de las operaciones. Entonces, uno se pregunta: ¿es válido el diseño de estrategias? La respuesta es que sí son válidas estas acciones desde diferentes aspectos, por ejemplo:
No debe ser demeritado el hecho de que el diseño de estrategias se puede perder ante la complejidad de ciertas consultas, revisiones y operaciones en las que existe una gran gama de servicios que el contador puede desempeñar; sobre todo, que no se logren identificar aquellas estrategias que pudieran caer en la definición de simulaciones o evasiones, es decir, definir caminos que carecen de sustancia, integridad, fiabilidad y fidelidad (que no siempre se identifican de forma inmediata).
En otras ocasiones, existen casos en los que se requiere la actuación del contador como perito (por su experiencia en el área que esté en controversia); aquí el riesgo de interceder por un cliente es alto y requerirá aplicar de nuevo los principios fundamentes de integridad y objetividad, todo ello, para asegurar que sea 100% imparcial, tal como es requerido en estos procesos tan sensibles y delicados.
Cuando el contador actúa como asesor, la experiencia en la materia le confiere autoridad y eso se traduce en poder, el cual puede ser de gran riesgo si no se actúa con ética, pues se puede caer en actitudes de abuso. Es muy importante, como profesionales, mantener la ejecución de la ética en todo momento (como lo señala el Código de Ética Profesional).
Se debe tener presente que, si no se actúa de manera debida, se enfrentarán castigos que no debieran ser negociables, pues ante más regulaciones y observancia, es difícil que se puedan fundamentar los errores u omisiones como en el pasado.
Para todas las situaciones que pongan en riesgo los principios fundamentales del contador y, sobre todo, cuando exista un riesgo de índole legal al interceder por un cliente o no detectar (de forma oportuna) el incumplimiento de normas regulatorias en el desempeño profesional, se debe documentar cada situación que amenace el prestigio no sólo individual, sino la posibilidad de desacreditar a la profesión contable. Por ende, se debe dar una respuesta a esa amenaza a través de las distintas salvaguardas:
Dichas salvaguardas son para dejar evidencia del ejercicio de los principios fundamentales que pudieron verse afectados; asimismo, que se tomaron las medidas adecuadas para continuar el trabajo encomendado, o bien, la razón por la que se declinó el servicio.
Al identificar el incumplimiento de disposiciones legales y reglamentarias por parte de los clientes o la entidad para la que trabaja, el contador debe estar alerta para aplicar las salvaguardas correspondientes y, en su caso, comunicar las potenciales infracciones, esto sin infringir la confidencialidad y objetividad.
Por otro lado, la salvaguarda por excelencia, sin duda, es documentar las situaciones que ponen en riesgo la aplicación de los principios fundamentales en respuesta a las amenazas que se presenten en el desempeño profesional.
Las Normas de Atestiguamiento, adopatadas por la Conaa, son un compromiso con la ética profesional y aseguran la calidad en los servicios del contador público.
Rodrigo Adrián Ramírez VenegasEl contador docente realiza una actividad que no es inmune a hechos o circunstancias que pongan en riesgo el cumplimiento del Código de Ética Profesional.
Hatzel Misael Gómez SandovalEl compromiso del contador público es servir al interés social, actuar conforme a los requerimientos y apegarse a los principios del código de ética.
María de Lourdes Nabor CadenaEl contador público, por medio del secreto profesional, debe cuidar la información confidencial de sus clientes y no divulgarla a terceros.
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