e debe dimensionar la importancia del gobierno corporativo en el éxito y continuidad de las empresas familiares a partir de la interacción de tres elementos fundamentales: familia, empresa y propiedad. Por otro lado, hay que aportar elementos adicionales para que los consejeros (o administradores únicos) puedan desarrollar sus funciones de forma eficiente al descifrar los intereses de los diversos tipos de accionistas o familiares que, sin ser accionistas, puedan ejercer algún tipo de influencia en la organización.
De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), actualmente existen en México un poco más de 5.5 millones de empresas, de las cuales, una de cada diez son empresas familiares. La condición de empresa familiar se reconoce cuando un grupo de individuos (que pertenecen a la misma familia) ejercen el control de la organización, independientemente de la magnitud de sus ingresos, activos o número de empleados.
Las empresas familiares pueden colocar parte de sus acciones (o partes sociales) entre el público inversionista a través de Sociedades Anónimas Bursátiles (SAB), siempre y cuando, mantengan una participación accionaria que les permita ejercer el control sobre la empresa y evite una toma hostil por parte de algún grupo de interés.
En la economía de México, las empresas familiares juegan un papel fundamental, pues se estima que generan casi el 70% del empleo y entre el 60 y 75% del Producto Interno Bruto (PIB) de los últimos años. En la actividad económica, el universo de empresas familiares se comporta de forma similar al total de las empresas en el país; en donde el 51% se dedica a actividades de comercio de bienes, 37% a servicios y 12% a la manufactura.
El gran reto que enfrentan las empresas familiares es lograr la continuidad del negocio, ya que, sólo una de cada tres llega a la segunda generación y apenas una de cada diez llega a la tercera. Una forma de incrementar las posibilidades de continuidad de las empresas familiares es robusteciendo su gobierno corporativo mediante la institucionalización de tres factores fundamentales que se incluyen en el modelo Davis. Cabe destacar que existen otros modelos que buscan explicar la estructura de las empresas familiares y que pueden ser utilizados de manera conjunta; entre los cuales destacan:
Se va a abordar el modelo Davis para derivar (a partir de éste) las actividades y responsabilidades que el gobierno corporativo debe desarrollar y asumir para generar valor a los accionistas de las empresas familiares y así, contribuir a incrementar las posibilidades de continuidad.
El modelo Davis fue desarrollado por John Davis y Renato Tagiuri en 1982 y emplea los diagramas de Venn para explicar la forma en que se sobreponen los sistemas de la familia, empresa y propiedad. Al incorporar el concepto de propiedad al binomio de familia y empresa, el modelo Davis contribuye a identificar el interés económico de los participantes y, de forma indirecta, la necesidad de lograr la continuidad a través de la consolidación de la organización.
Dicho modelo también permite ubicar el lugar que ocupa cada uno de los miembros pertenecientes a alguno de los siete subconjuntos que se forman en las áreas de sus intersecciones, tal y como se observa a continuación:
Los subconjuntos que se forman son:
1 |
Familiares no accionistas: miembros de la familia que no trabajan en la empresa ni son accionistas. |
2 |
Accionistas: dueños de una parte del paquete accionarial de la empresa (no son miembros de la familia ni trabajan en la empresa). |
3 |
Empleados y directivos: todos los trabajadores de la empresa que no son miembros de la familia ni accionistas. |
4 |
Familiares accionistas: miembros de la familia y también accionistas, pero que no trabajan en la empresa. |
5 |
Directivos y accionistas no familiares: trabajan en la empresa y son accionistas, pero no son miembros de la familia. |
6 |
Trabajadores familiares no accionistas: miembros de la familia que trabajan en la empresa, aunque sin ser accionistas. |
7 |
Líderes: miembros de la familia que trabajan en la empresa y son accionistas. |
Como se trata de tres círculos superpuestos e interconectados, lo que ocurre en un círculo influye en los demás. Si un círculo está en conflicto puede afectar el desempeño de los otros y desacelerar el desarrollo de todo el sistema. Al identificar los diversos grupos de interés, se pone al descubierto que cada subconjunto tiene su propio interés legítimo en la empresa familiar, por lo tanto, todos los grupos deben ser escuchados y considerados en las decisiones de la empresa. Este modelo también contribuye a identificar en qué parte del sistema se están presentando los problemas y ayuda a diagnosticar por qué ocurren.
Por tratarse de una relación familiar, suele haber conflictos que no siempre se refieren a condiciones objetivas de negocio y, en consecuencia, las decisiones pueden no ser las más convenientes para el curso de la empresa y para sus accionistas. Una forma de atenuar esta situación (que va más allá de los consejos familiares) es la institucionalización de la empresa a través de un administrador único o de un consejo de administración conformado de consejeros objetivos y, de preferencia, que cuente con una participación representativa de consejeros independientes.
Algunas acciones que debe considerar el consejo de administración a partir de la aplicación del modelo Davis son:
Supervisar la administración del negocio aprobando políticas y lineamientos que fortalezcan la transparencia de la información y de la toma de decisiones, lo cual se traduce en un nivel adecuado de institucionalidad en el negocio y equidad para los accionistas (independientemente del subconjunto al que pertenezcan).
La objetividad en la administración del negocio genera confianza entre los accionistas y promueve la interacción creativa para mejorar la operación. La función del consejo de administración para generar confianza y promover sinergias es fundamental para acelerar el avance del negocio y mejorar las probabilidades de permanencia armónica de la entidad y sus accionistas (incluso en circunstancias de transición generacional).
Por otro lado, las responsabilidades que tiene el consejo de administración se establecen legalmente en la Ley General de Sociedades Mercantiles (LGSM) y otras legislaciones que resulten aplicables (dependiendo de las condiciones de cada caso). A partir de la aplicación del modelo Davis, las responsabilidades que se destacan en las empresas familiares son:
Delegar responsabilidades específicas a comités que cuenten con encargos particulares (en casos en los que resulte aplicable de acuerdo a las condiciones del negocio).
Un ejemplo de estos comités es el de prácticas societarias, que debe asegurar la adopción de mejores prácticas en materia de transparencia, equidad e institucionalidad, así como de los procedimientos que aseguren el desempeño ético de la empresa, sus accionistas y colaboradores.
Es muy relevante la contribución de las empresas familiares en México y eso motiva la necesidad de encontrar mecanismos de gobierno corporativo que consoliden su éxito, diversificación y continuidad.
Aplicar estrategias desarrolladas a partir del modelo Davis puede contribuir al logro de los objetivos de las empresas familiares; al desarrollo y consolidación de su gobierno corporativo; así como a la consolidación operativa y continuidad como negocio en marcha.
Los miembros del consejo de administración pueden utilizar el modelo Davis para incrementar la eficiencia en el desarrollo de sus funciones y en el cumplimiento de sus obligaciones.
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