Destrucción de inventarios, ¿decisión inteligente o último recurso?

¿Qué implica destruir inventario?

La destrucción de inventarios consiste en la eliminación física y legal de productos que han perdido su valor comercial por causas como obsolescencia, vencimiento, daño o retiro del mercado. Este proceso debe cumplir con normativas fiscales, ambientales y sectoriales; asimismo, requiere trazabilidad documental para ser reconocido como deducible ante las autoridades fiscales mexicanas.

Entre las principales causas de destrucción se encuentran las siguientes:

• Caducidad o deterioro: especialmente en alimentos, farmacéuticos y cosméticos.
• Obsolescencia tecnológica: esto es común en electrónica, moda o bienes de consumo rápido.
• Daños físicos: se pueden presentar durante el almacenamiento o el transporte.
• Retiros de mercado: esto se puede dar por el incumplimiento de estándares de calidad.
• Exceso de inventario: cuando el costo de mantenerlo supera su valor.

La destrucción de inventario no siempre es una señal de fracaso operativo. En la mayoría de los casos, representa una forma efectiva de mitigar riesgos y reducir costos.

Causas de destrucción de inventario

Algunos escenarios donde puede ser recomendable esta actividad son cuando el producto representa un riesgo legal, sanitario o reputacional; si el costo de almacenamiento excede su valor de recuperación; cuando se busca optimizar el flujo de inventario y liberar espacio para nuevos productos; o bien, en caso de que se requiera cumplir con normativas ambientales o fiscales.

Por lo anterior, es conveniente versar sobre los beneficios de una destrucción controlada, así como los riesgos y desventajas al respecto:

Requisitos fiscales para la deducción en México

Para que la destrucción de inventario sea deducible fiscalmente, deben cumplirse los siguientes requisitos:

• Justificación clara y documentada del motivo por el cual los bienes no pueden ser aprovechados; por ejemplo, la donación.
• Aviso a las autoridades fiscales presentado con, al menos, 30 días naturales de anticipación a través del buzón tributario, indicando la descripción detallada de los bienes, valor, ubicación, método, fecha y hora de la destrucción.
• Identificación precisa de cada artículo en términos físicos, contables y económicos.
• Participación de autoridades fiscales o testigos independientes que den fe del proceso.
• Certificado de destrucción que incluya método utilizado, volumen, lugar, fecha, firma y datos de los responsables.
• Registro contable que refleje adecuadamente la baja del inventario; registrar la pérdida o realizar ajustes a cuentas de provisiones anteriores.

La destrucción de inventarios debe cumplir con normativas fiscales, ambientales y sectoriales.

Es oportuno señalar que el incumplimiento de cualquiera de estos pasos puede resultar en el rechazo de la deducción fiscal correspondiente. En virtud de lo anterior, se comparten las siguientes recomendaciones:

• Evaluar alternativas como liquidación, reciclaje o donación antes de optar por la destrucción.
• Documentar el proceso con actas, fotografías, videos y certificados.
• Establecer políticas internas claras sobre obsolescencia y manejo de excedentes.
• Trabajar con empresas autorizadas y certificadas para la destrucción segura de mercancía.
• Mantener un control de inventario riguroso para evitar excesos o pérdidas innecesarias.

Es necesario considerar el impacto ambiental, social y de gobernanza (ASG) en las decisiones. La destrucción de inventario también debe ser parte de una estrategia sostenible y responsable, ya que, dependiendo de cada producto, su destrucción puede generar emisiones contaminantes y residuos peligrosos o tóxicos.

Conclusiones

A menudo se percibe la destrucción de inventario como una medida extrema o como evidencia de fallas logísticas; no obstante, cuando se implementa de forma estratégica y regulada, puede ser una herramienta valiosa que contribuye a la eficiencia operativa, protección de marca, cumplimiento normativo y beneficios fiscales.

En un mundo empresarial donde la sostenibilidad y la transparencia ganan terreno, la clave está en tomar decisiones inteligentes que se equilibren con una visión de largo plazo.