n el seno de muchas empresas es común que aparezcan malos manejos, disputas, malas prácticas, deshonestidad, corrupción, lavado de dinero u otras situaciones que puedan dar lugar a complejos litigios. Un perito contable en casos de fraude aporta su experiencia y conocimientos forenses para evaluar estos problemas y esclarecer hechos potencialmente delictivos o negligentes.
Por ello, el perito juega un papel trascendental en estos casos, ya que, en conjunto con los abogados penalistas, tiene que demostrar a la autoridad competente que la denuncia por fraude es procedente, además de que cuenta con suficientes conocimientos y experiencia para llevar a cabo investigaciones y establecer los hechos; asimismo, para reunir pruebas que le sirvan de base al construir su informe pericial (que debe ser objetivo, claro e imparcial sobre el asunto).
Su trabajo se centra en realizar una auditoría forense para probar con evidencias (objetivas, claras y contundentes) que la denuncia por fraude procede y que el daño patrimonial del que fue objeto la empresa es real; además de determinar el monto de la pérdida que afecta los estados financieros de la compañía demandante.
Al realizar la auditoría forense, el perito empieza a conocer los procesos de la empresa demandante y se da cuenta de “huecos” en los controles; falta de automatización y de segregación de funciones; debilidades en los procesos; en general, de problemas de un buen sistema de control interno.
Con estos hallazgos en los procesos, el perito tiene otra función primordial para darle más valor a su trabajo y no sólo emitir un informe pericial que sirva de base para denunciar los hechos, sino apoyar a la organización a que no tenga pérdidas por actos fraudulentos y deshonestos.
Las organizaciones deben actuar con cero tolerancia ante hechos y actos deshonestos que pongan en riesgo el patrimonio de los accionistas, dejando claro (a todos los miembros y niveles de la empresa) que no se van a permitir actos que vayan en contra del código de ética y conducta, pero también, deben fortalecer sus procesos y controles, ya que, al existir deficiencias, burocracias, reprocesos, duplicidades, procesos manuales, falta de automatización, mala gestión de las funciones o actividades asignadas a los colaboradores que ejecutan y operan dichos procesos, entre otros; conlleva a que se puedan generar malos manejos, errores o negligencias que provoquen pérdidas.
Por lo anterior, es importante que el perito, además de emitir su informe pericial, debe elaborar un informe de hallazgos al control interno para recomendarle a la compañía mejoras que le permitan detectar oportunamente y prevenir riesgos de fraude.
Las empresas deben ser preventivas y predictivas; no deben actuar hasta que se presenten problemas; desafortunadamente en México algunos empresarios no invierten en metodologías de prevención y prefieren ser reactivos.
En México, el 23% de Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) cierran por actos internos de corrupción y malos manejos, es decir, ocho de cada 10 organizaciones han padecido al menos un fraude en el último año; sin embargo, dos terceras partes de los negocios defraudados tardan más de un año en detectarlo.
Es muy importante que el perito contable en casos de fraude haga reflexionar a los empresarios para que tomen conciencia de que es mejor contar con metodologías preventivas y evitar pérdidas (o que sean menores) detectándolas oportunamente, en vez de entrar en un proceso de desgaste que conlleva tiempo y gastos legales con una demanda por fraude.
El primer objetivo del perito contable (y por el que se le contrata) es realizar una auditoría forense para respaldar y emitir su informe pericial, así como para profundizar en los hallazgos identificados en esta revisión. Probablemente se tendrá que proponer a la empresa un segundo proceso de auditoría interna para especificar puntos, aunque, desde la primera revisión es recomendable que se sugiera la implementación de metodologías o modelos de mejores prácticas que toda empresa debería adoptar (no importando su tamaño).
Al practicar la auditoría forense hay que evaluar el control interno de los procesos a auditar, donde se pueden identificar debilidades en los sistemas de control interno; falta de un ambiente de control, políticas y procedimientos claros; asimismo, algo muy importante, carencia de ética y transparencia en la gestión de las personas que ejecutan dichos procesos.
Que exista control interno es prioritario y necesario, ya que, es:
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Con base en este último punto, el perito o auditor forense puede recomendar tres metodologías o modelos como mejores prácticas, en las que no se va a profundizar, pero es importante que se conozcan para proponerle a la empresa estrategias para protegerse y evitar otros eventos (de fraude) futuros:
Fuente: elaboración propia.
Fuente: elaboración propia.
Fuente: elaboración propia.
El perito contable en temas de fraude, además de su importancia en la denuncia (en donde tiene que respaldar su informe pericial con información y documentación veraz y objetiva con base en una auditoría forense), tiene el gran reto de recomendarle a la empresa defraudada la implementación de medidas preventivas para que no le vuelva a suceder.
Los peritos contables (y toda la profesión de contadores públicos) tienen la obligación y responsabilidad de encaminar a las organizaciones a procesos claros con control, seguridad y transparencia; que actúen con cero tolerancia en casos de deshonestidades.
Hay que hacer reflexionar a los empresarios de que es mejor ser preventivo que reactivo; asimismo, que la inversión en tecnología, sistemas y capital humano son necesarios para la continuidad de su organización.
Por otro lado, la ética y transparencia son primordiales y necesarias en el actuar de todos los miembros de la empresa (desde el consejo de administración), así también, crear una cultura organizacional con honestidad y valores.
Los peritos contables en casos de fraude deben dar un valor agregado a las empresas que los contratan para que no vuelvan a sufrir daños patrimoniales que afectan no sólo la parte económica, sino también la imagen y calidad ética.
Cuando el empresario conoce su contabilidad, así como los recursos con los que cuenta, su toma de decisiones se vuelve integral, significativa y efectiva.
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