Quizá sea por cuestiones de salud, porque es hora de buscar otros intereses, o bien, es momento de retirarse; las razones pueden ser muy variadas, aunque terminan en el mismo punto que es dejar la silla disponible a alguien más. Este cambio de poder (de antorcha si se prefiere) es un proceso que nunca es sencillo, no importa la buena situación en la que se encuentra la empresa o los buenos términos en los que se despide de la dirección.
Por eso me interesa hablar de la importancia de este proceso, analizando sus ventajas y cómo conviene hacerlo, aunque antes sería clave hablar de por qué esta sucesión no ocurre con la frecuencia que debiera.
Desde mi experiencia, he notado que lo que afecta (es decir, que obstaculiza, desvía e impide) al cambio de poder en la dirección se puede englobar en las siguientes situaciones:
Y entiendo que se manifiesten estas actitudes, sin embargo, existen ventajas que no se toman en cuenta por enfocarse solamente en los aspectos que giran alrededor de la figura individual de CEO o los intereses particulares de una organización que seguirá sus planes (sin importarle quien está en sus filas). Como se puede intuir, no es un buen punto de vista, así que compartiré lo positivo que puede ocurrir cuando el paso de un CEO al siguiente se convierte en un proceso planeado y hecho a consciencia.
Esta frase la conocemos todos, pero parece que la olvidamos a cada rato. Quien deja el puesto de CEO puede ser la fuente que su reemplazo necesita para iniciar con el pie correcto. ¿Quién conoce mejor la forma de trabajar de los otros directivos, lo que mueve al consejo de administración y los puntos más sólidos de la empresa? Aun si la nueva dirección busca ir hacia caminos opuestos a la anterior, estos datos son valiosos para cualquier estrategia que se desee implementar.
Gracias a un traspaso de dirección bien organizado se evitan las fricciones que impactan negativamente al negocio; se resuelven dudas sobre la operación, los contratos pendientes, los errores que dejaron enseñanzas que no se deben obviar, etc., y la curva de aprendizaje se supera en menos tiempo.
Las conexiones que construyó y afianzó la dirección se pueden ir cuando hay cambio de puesto. No obstante, si existe una transición eficiente, esos contactos depositarán su confianza en la nueva guardia, con la oportunidad de continuar la colaboración que benefició tanto al desempeño de quien ahora se retira.
Entonces, ¿cómo hacer un paso de antorcha? A grandes rasgos, comparto lo que considero es lo más relevante:
Gracias a estas buenas prácticas, la siguiente ocasión en que se deba hacer cambio de dirección, será más sencillo; por eso, debe ser una de las principales responsabilidades (principalmente del consejo de administración) para que no se quede en una idea a desarrollar en el futuro, sino que sea siempre una prioridad; desde buscar a las personas que podrían ocupar la vacante hasta vigilar que la transición sea ordenada, eficiente y muy fructífera.
El CEO debe organizar su tiempo, delegar responsabilidades a las personas correctas y definir las batallas que deben librarse dentro de una empresa.
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