Si analizamos el otro lado del mercado interno, el Índice de Confianza del Consumidor revirtió su tendencia positiva de 2024 y, en lo que va de 2025, ha pasado de 49.2 a 45.1 puntos base al mes de abril; reflejo de ello es la caída en el crecimiento de las ventas totales reportado por la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), las cuales han disminuido 8% en los últimos 15 meses.
Estamos en presencia de una contracción importante del mercado mexicano desde que la pandemia terminó. Una de las razones por las que esta tendencia aún no se ha revertido es porque el nivel de la tasa de interés de referencia en México sigue muy alto para las condiciones ya descritas del mercado interno.
A pesar de que Banxico ha disminuido la tasa de interés de manera consecutiva en siete ocasiones, pasando de 11.25 a 9%, los agentes económicos todavía no reaccionan de manera positiva. Es indudable que, ante las caídas en la inversión y la producción, con una inflación estable y cercana al nivel objetivo, así como una demanda de bienes y servicios en contracción, el banco central continuará con la disminución de la tasa de interés.
Es de esperarse que, para finales de 2025, se coloque en alrededor de 8% y, para finales de 2026, en un porcentaje cercano a 5%, esto si las condiciones del mercado se mantienen. Esta expectativa de disminución en la tasa de interés tiene dos efectos sobre las empresas, uno a corto y otro a mediano plazo.
Las tasas de interés bajas también suelen incentivar el consumo de los hogares, lo que impulsa la producción de bienes y servicios. El problema actual es que la velocidad a la que están bajando los tipos de interés es muy lenta para la dinámica económica interna.
Reducir la tasa de interés a un ritmo moderado no es una mala decisión de Banxico; por el contrario, hay que cuidar el lado monetario de la economía, en especial, ante la incertidumbre financiera internacional y la guerra comercial de la actualidad. El mercado interno sigue a la espera de condiciones más favorables para la toma de decisiones económicas de inversión, producción y consumo.
En el transcurso, los niveles actuales de la tasa de interés permiten a ciertos agentes económicos mantener recursos en el sistema financiero para evitar la pérdida adquisitiva e, incluso, crecer un poco el capital invertido; sin embargo, esos rendimientos también van a la baja por la misma caída de la tasa de interés y por las condiciones adversas que el mercado interno está mostrando en términos del desempeño económico.
La paciencia y cautela son las principales aliadas de las empresas en este momento, pero cuando la tasa de interés llegue al nivel óptimo para que cada agente económico pueda echar a andar los proyectos de inversión, será el momento en el cual la economía mexicana mostrará un comportamiento más dinámico.
Según la ENIF 2024, los productos financieros más populares en México son las tarjetas de crédito departamentales con 22.6% y las bancarias con 15.7%.
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