Cinco minutos de gobierno corporativo

Que lo profesional no se convierta en un obstáculo para lo personal

No se trata de restarle importancia al ámbito profesional, sino darle la justa proporción, pues también es parte de la vida personal.

Que lo profesional no se convierta en un obstáculo para lo personal


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C.P.C. y P.C.CO. Mauricio Brizuela Arce Socio en Salles, Sainz - Grant Thornton, S.C.
Cinco minutos de gobierno corporativo 07 de septiembre de 2023

La gente lo escucha y lee por todos lados, pero realmente no lo comprende hasta que está en medio de la vorágine: parece imposible mantener una vida personal saludable a la par de la carrera profesional.

Existe literatura al respecto, así como conferencias y artículos que intentan dar la respuesta y, ésta reside (según el consenso) en encontrar “el santo grial”, que muchas veces se menciona como “el equilibrio”. Se parece más a una piedra preciosa que todos dicen que existe, pero realmente nadie ha visto; hay diferentes bosquejos para representarla, aunque no hay manera de comprobar su veracidad. Lo cierto es que quienes comparten los consejos para alcanzarla, mencionan una palabra con frecuencia: arrepentimiento.

Tener una vida profesional plena es un gran objetivo, pero nunca debe planearse como si fuera independiente de la personal.

Me parece que es una sensación difícil de evitar si el objetivo es el famoso equilibrio entre la vida profesional y personal, ya que, siempre existirán oportunidades perdidas, huecos y conflictos que harán sentir a las personas como si no hubieran cumplido con la proyección de números. Gestionar los ámbitos de la vida con ese filtro tiene el riesgo de convertirse en causa de problemas de salud mental (ansiedad o frustración).

Por eso creo que conviene verlo desde otra perspectiva, una más realista y flexible; con una idea general más clara que permita buscar estrategias, según la ocasión. Me refiero a intentar que la vida profesional no sea un obstáculo para la vida personal, pues a pesar de lo que se ha dicho, no es tan fácil separar una de otra como si se tratara de agua y aceite, ambas se complementan. Así que propongo recordar lo siguiente para que la vida personal no se sacrifique para el bien de la profesional (o viceversa).

El equilibrio ya no existe

Es importante acabar con la idea de que el balance es realista y, sobre todo, la aspiración máxima; pues no lo es porque resulta prácticamente imposible. Desgraciadamente, no todo aspecto de la vida puede medirse y anotarse en columnas para lograr que estén equilibradas a la perfección, mucho menos marcar una línea que delimite una de la otra. Más bien (y la experiencia no me deja mentir), el aspecto profesional y el personal van a mezclarse de manera continua.

Los amigos serán socios de negocio, el trabajo definirá una o más características de la personalidad de alguien; en muchas ocasiones habrá que tomar en cuenta el trabajo para acomodar el resto de la vida. Y también sucederá del otro lado, por ejemplo, se rechazarán ofertas para darle prioridad al cuidado de un familiar.

Un elemento clave es que siempre se tiene la oportunidad de aprender, tanto en los negocios y en lo personal.

El reto no es el balance, sino otro que Kenneth W. Freeman explica muy bien en el artículo “Don’t Let Your Career Cause Regrets in Your Personal Life” de Harvard Business Review que menciona: “El verdadero reto es integrar la vida profesional y la personal de forma efectiva, no alcanzar una separación que ahora es menos obtenible que nunca”. Lo anterior gracias a tecnologías que permiten llevar el trabajo a espacios de la vida familiar; asimismo, la facilidad de comunicación en cualquier momento y la certeza de que es imposible desconectar el “modo trabajo” de la personalidad.

La vida profesional y personal son importantes, pero no siempre al mismo nivel

Las circunstancias irán demostrando lo complicado que es afirmar que una cosa es más importante que otra, sobre todo, si el trabajo ayuda al sostén de una familia. Sin embargo, tampoco es cierto que siempre será de ese modo, sino que es buena idea analizar el momento que se vive para tomar en cuenta las prioridades que deben establecerse, aceptando que mañana pudieran ser diferentes.

Tal vez al inicio del negocio sea muy difícil planear vacaciones familiares con frecuencia, pero eso no quiere decir que la salud mental o la física tengan que sacrificarse por un par de horas extra en la oficina. Una cosa que vale la pena tomar en cuenta es que, no importa cuánto trabajo se haga en el día, mañana habrá que hacer más.

Se debe entender que siempre hay cosas que resolver y no pasará mucho tiempo antes de comprender que no existen urgencias de vida o muerte, al menos que realmente eso sean: emergencias médicas, accidentes que pongan en peligro la vida de una persona, etc.

No es tan fácil separar una cosa de otra (lo profesional y lo personal) como si se trataran de agua y aceite; ambas se complementan.

No se trata de encontrar la perfección

La frustración que suele invadir cuando se busca el equilibrio (que ya establecí que no es real) surge precisamente de que, en ocasiones, la vida personal no es tan satisfactoria como la profesional (o viceversa). Y es que eso tampoco es obtenible, ya que, todos los aspectos de la vida van a encontrar retos difíciles de superar, que tomarán tiempo, o bien, largos procesos de ensayo y error.

Lo que debería ser clave aquí es que siempre se tiene la oportunidad de aprender, en los negocios y en lo personal. Enojarse porque a los 40 no se alcanzó el ideal del éxito en todos los ámbitos es simplemente una tortura que le aprendimos a un sistema que ni siquiera da pie para que todo el mundo lo logre; eso sólo ocurre en los videojuegos.

La vida no es tan larga

Dejar para después un espacio para disfrutar la vida o los famosos “frutos del trabajo” es una trampa que la gente se tiende a sí misma. No existe una garantía que nos asegure que mañana todo seguirá igual (la salud, la compañía, los planes compartidos) para dedicar tiempo y esfuerzo a la vida personal.

Se conocen historias de exdirectivos que por fin tomaron un viaje largo con su pareja a los 60 años, a pesar de haber tenido oportunidad de hacerlo muchas veces en diferentes ocasiones. Y esos son los ejemplos que dicen que se arrepienten de no haberlo hecho más jóvenes, ¿todo para qué?, ¿para aparecer en un par de portadas más?

Es importante acabar con la idea de que el balance es realista y, sobre todo, la aspiración máxima; pues no lo es porque resulta prácticamente imposible.

Conclusiones

Tener una vida profesional plena es un gran objetivo, pero nunca debe planearse como si fuera independiente de la personal; ambas están conectadas y es mejor encontrar la manera de llevarlas de la mano para que, al mirar atrás, no se descubra que el mayor obstáculo de la vida fue darle prioridad a lo profesional.



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